Una triste y cruda carta dejó el joven trans José Matías de la Fuente Guevara (16 años), antes de quitarse la vida y lanzarse del 11 piso donde vivía en Copiapó, tras sufrir diversos episodios de bullying en el Liceo Sagrado Corazón.
En medio del total silencio de la ministra de Educación, Marcela Cubillos para referirse a este caso, y de las declaraciones abiertamente discriminatorias de la Seremi Silvia Álvarez y de la dirección del Liceo, hoy hubo autorización de la familia para revelar algunos extractos de la carta de despedida, así como una fotografía del joven.
En la misiva, José Matías señala: “Liceo de mierda, todo su entorno, las niñas y la gente en general ahí me colapsó (..) Yo soy solo un maricón culiao, como diría… (nombre de compañera)”.
Completamente dolida, la madre del adolescente, Marcela, advirtió en el Diario de Atacama que “como mamá puedo decir que no quiero entrar nunca más a ese colegio, quiero que queden manchados con la sangre de mi hijo”.
Recordó que su hijo a partir “de los 13 años fue cambiando. Me gustó que el Mati fuera diferente. Tengo tres hijas maravillosas y son todas diferentes. Yo igual soy diferente. No estar dentro del marco, también es bueno”.
Añadió que desde el 2017 la estética de José Matías, “estaba mucho más definida, la ropa que le compramos era más masculina. No hubo problemas con eso, todo estaba dentro de lo que quería. Me dijo que aros ya no, porque no corresponde y me dio pena porque se los puse cuando nació y yo le dije que yo los quería tener y nos abrazamos y todo bien. Una vez me contó que había tratamiento para su transición, se había informado”.
“La última conversación que tuve con ella, me dijo “cámbiame de colegio (…). Yo lo relacionaba con un tema de amistad, no entendí que el colegio iba a castigar a la niña por ser distinta o no castigarla, nunca la dejaban castigada, pero sí las actitudes: la profesora, que estoy averiguando quien es, la humillaba y la inspectora la trató mal. Las compañeras no han tenido miedo de decirme pasó eso y lo otro”, comenta la madre.
“Mi hijo siempre se sintió marginado, se notaba que con suerte tenía dos amigas en la sala (…) Pasaba muchas horas en el colegio. Muchas horas de exponerse a miradas, comentarios burlas, Eso se lo comió”, añade.
“Hice un grupo de whatsapp de los apoderados de curso y cuando pasó esto (el suicidio), los papás se salieron del grupo y quedé solo yo. Esta gente fue la que crió a las personas que hicieron esto. A veces no son palabras, son actitudes, son actitudes”, finalizó.
En relación a estos tristes hechos, y frente a la ausencia de respuesta de la ministra de Educación, el Movilh solicitó la intervención de la Defensoría de la Niñez, del INDH y de la Comisión de DDHH de la Cámara.