Lucy fue estibadora en el puerto más austral del país durante 5 años. En 2018, luego de realizar el cambio de identidad de género en su DNI, la empresa no la volvió a contratar. Aquí su historia, que es la historia de las miles de travestis y trans que se enfrentan todos los días a una discriminación laboral que mata.
El cupo laboral trans es un proyecto de ley que propone que un porcentaje de la planta de trabajadores del Estado sea ocupado por personas trans y travestis. Fue denominado Ley Diana Sacayán por haber sido impulsado por esta luchadora de los derechos de las disidencias sexuales asesinada en octubre de 2015.
El 17 de septiembre de 2015, la legislatura bonaerense aprobó por unanimidad la ley 14.783 “Amancay Diana Sacayán” de cupo laboral trans de la provincia de Buenos Aires, en el artículo 1 ya establece: “…que en una proporción no inferior al uno por ciento (1%) de la totalidad de su personal, a personas travestis, transexuales y transgénero que reúnan las condiciones de idoneidad para el cargo y establecer reservas de puestos de trabajo a ser exclusivamente ocupados por ellas, con el fin de promover la igualdad real de oportunidades en el empleo público”. Como suele suceder, esto no garantiza que la ley se cumpla. Al día de hoy no está reglamentada y no se aplica.
Hasta 2014, en Argentina solo el 18% de las personas travestis y trans habían accedido a un trabajo formal. Cerca del 80% está o estuvo en situación de prostitución, lugar a donde conduce la exclusión en todas sus formas. Todos estos factores determinan que el promedio de vida de una travesti ronde los 35 años.
El proyecto de ley se presentó solo en 16 de las 24 provincias, y Tierra del Fuego es una de ellas.
En la ciudad de Río Grande se aprobó por ordenanza en el Concejo Deliberante el 31 de marzo de 2017, y unos meses más tarde en Ushuaia se aprobó a través de la COPARL, la comisión de paritarias municipal. Al igual que en el caso de Buenos Aires, aún no es implementada en ambas ciudades.
Donde sí se implementó es en la Universidad de Tierra del Fuego.
Pero, ¿qué pasa con las travestis y trans de Ushuaia, como es el caso de Lucy, que no pueden acceder a un trabajo formal?
La historia de Lucy, una historia que se repite
Lucy llegó a Ushuaia en 2011 y en 2012 comenzó a trabajar en el puerto de la ciudad. Cinco años trabajó como estibadora sin ningún problema hasta que en 2018 cambió su DNI y adoptó su identidad como mujer.
A partir de ese momento la empresa Trasmar S.R.L dejó de contratarla. Lucy presentó amparos judiciales y varias notas exigiendo a la empresa explicaciones de los motivos por el cuál aun hoy no es contratada. El increíble argumento de la empresa fue que no contrataba mujeres (otro hecho ya de por sí repudiable), pero esto fue desacreditado por la defensa, y de hecho, la misma Lucy nos confirmó que al día de hoy, tres mujeres desempeñan tareas de estibadoras en el puerto de Ushuaia.
También dejó de contratarla la empresa LECH-MAR S.A., la otra logística que presta servicios de estibaje portuario.
Aún hoy, Lucy se presenta, DNI en mano, al puerto cada vez que llega un barco pesquero o de turismo, pero no la contratan y no es porque no haya trabajo, es por ser una chica trans.
Hace un año que Lucy no puede trabajar, que no puede pagar el alquiler, que se las rebusca con changas.
«En la provincia no hay voluntad política, ni desde el municipio ni del gobierno provincial para hacer efectivo el cupo laboral trans», asegura.
¿Cuáles son las posibilidades de trabajo de una chica trans?
«La prostitución, en las ciudades grandes se ve más que en las ciudades chicas. Pero yo no estoy dispuesta a prostituirme aunque me esté muriendo de hambre, no lo hice nunca y no lo voy a hacer. Yo quiero trabajar y quiero ser estibadora porque es lo que siempre hice».